Ana roba un frasco de perfume en un centro comercial. Ya en casa, descubre que dentro de él
hay un mago misterioso dispuesto a cumplirle tres deseos. Para Ana, su máximo objetivo es
hacer que Tony, un chico mayor, se fije en ella. Con ayuda del mago, va probando varias
alternativas: la primera, ser inteligente; la segunda, ser atractiva. Cansada de que nada
funcione y de que por añadidura se meta en más de un problema, le comenta al mago que
mejor hubiera sido hombre, y él le cumple el deseo. Al abrazar a Carlos, su hermano, que se
encontraba triste por haber discutido con su padre, hay un cambio de identidades.
Preocupados por su nueva situación, los hermanos hacen de todo para volver a ser como
antes. Con la astucia de Ana, Lorena, una amiga de ella, roba el perfume y, según lo indicado
por el mago, desparece el encanto. Carlos va en busca de su padre para pedirle disculpas y
Ana finalmente busca al chico que realmente estaba interesado en ella sin importarle su
aspecto físico; es ahora el sentimiento el que realmente importa.